miércoles, 15 de septiembre de 2010

BONUS TRACK: VICTOR JARA, A 37 AÑOS DE SU MUERTE

En estos días donde le patriotismo sale a flote, donde la televisión "raya la papa" con el bicentenario, los niños se visten de los Libertadores y los políticos sacan a relucir todas sus metáforas de balnco, azul y rojo, la gente prefiere dejar en el olvido ciertos momentos históricos que nos dejan en el fondo de la crueldad.
Hace 37 años, especificamente un 16 de septiembre de 1973, en una sala del Estadio Chile el cantante y director teatral Victor Jara era asesinado en manos de soldados del ejercito de Chile simplemente por pensar distinto y porque sus canciones tenian mas peso que sus balas y sus podridas marchas.
Quizás los medios de comunicación mañana no den nada sobre este triste acontecimiento, quizás los políticos sigan dandole como bombo en fiesta a su Bicentenario y los cantantes sigan ensayando sus falsas tonadas, pero en este blog no olvidamos a un músico que encontró la muerte por su forma de pensar pero que quedó en el cancionero mundial por sus grandes canciones que jamás las sucias balas callaran.
Les dejamos un historico relato de uno de los prisioneros que vivió la agonía de Victor Jara esos días de Septiembre en el Estadio Chile, sacado de la web "patriagrande.net".




“Cuando me detuvieron, me llevaron al Estadio de Chile. Fue por la tarde del 12 de septiembre. Alli ya habian muchos prisioneros. Junto con otros presos nos ordenaron ponernos en fila con las manos en la nuca. Uno de los prisioneros era Victor Jara. Varios soldados se animaron: “Aqui esta el cantante Jara...”. Pero el oficial les cortó:"Este señor quiere pasar por otro. Es un lider extremista". Esa calificacion era suficiente para justificar el asesinato. Poco despues a Victor y a mi nos separaron de otros prisioneros y nos metieron en un pasillo frio. Estuvieron pegandonos desde las siete de la tarde hasta las tres de la madrugada. Nos encontrabamos tumbados en el suelo sin poder movernos. Estabamos aislados de otros presos politicos. A eso de las tres de la madrugada vino un teniente que me invito a sentarme. Empezo a preguntarme sobre Allende y me tendió un cigarrillo. Fumé. Mientras tanto, Victor seguia tendido en el suelo. Le entregue la mitad del cigarrillo, puesto que el teniente no quiso dar otro a Victor. Casi tres dias estuvimos juntos Victor y yo en el Estadio de Chile. A nosotros casi no nos daban de comer. Engañabamos el hambre con agua. Victor tenia la cara llena de moretones y un ojo cerrado por la hinchazon. Conversamos mucho en ese tiempo, Victor me hablo de su familia, de su mujer y sus hijas a quienes queria mucho, de sus espectaculos en el teatro y de las nuevas canciones que soñaba hacer... En el mismo estadio donde nos tenian presos, a Victor le habian aplaudido cuando gano el concurso de la Nueva Cancion Chilena.

Victor se mostraba pesimista respecto a su destino. Pensaba que no saldria de alli. Traté de animarlo. Aunque presentia su proxima muerte, seguia siendo el de siempre. Se portaba con valor, con dignidad, no pedia gracia a sus torturadores...” “Pronto empezaron a trasladar urgentemente a los prisioneros al Estadio Nacional donde a los militares les era mas facil controlar la situacion. En el ultimo grupo formado para ir al Nacional estabamos Victor y yo. En total eramos unas cincuenta personas. De pronto aparecio el comandante Manrique, recorrió la fila y ordeno a salir a Victor Jara, Litre Quiroga, conocido jurista y comunista, y a mi.
-Llevenlos abajo -dijo. “Yo sabia que ‘abajo’ nos esperaba la muerte. Alli tenian habilitada una camara, en lo que habia sido guardarropia y varios baños. Muchos de nuestros compañeros fueron llevados alli, pero nadie volvió. Una vez que me condujeron al interrogatorio y, al pasar, vi un monton de cadaveres, de cuerpos masacrados y desmembrados. Luego sacaban los cadaveres en camiones y los dejaban tirados en la calle.
“‘Abajo’ nos metieron a Victor y a mi en un mismo baño. En el baño vecino estaba Litre Quiroga. Victor y yo comprendimos que no teniamos salvacion: eramos los ultimos prisioneros del Estadio de Chile. Pero inesperadamente se dio la orden de que yo saliera. Victor y yo nos despedimos en silencio, con una sola mirada. Me llevaron a un camion blindado con el motor en marcha, me metieron dentro y cerraron la puerta. El camion estaba lleno de prisioneros. Asi fui a parar al Estadio Nacional. Solo estando alli comprendi porque no me habian dejado con Victor en la camara de condenados a muerte. Al verme entre los recien llegados, un coronel de carabineros me nevió a una sala de torturas donde me querían sacar información sobre Allende.

“Luego supe que el cuerpo de Victor habia sido descubierto cerca del cementerio Metropolitano y el cadaver de Litre Quiroga, en una calle de Santiago. Naturalmente, los militares mataron aquella misma noche a los dos prisioneros que quedaban en el Estadio de Chile y luego arrojaron sus cuerpos en la ciudad para que pareciera que habian muerto en un tiroteo callejero...”
(Relato de Danilo Bartulin, médico particular del presidente Salvador Allende)



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