"Luchín" es una canción del cantautor chileno Victor Jara que fue publicada en el año 1972 en el disco "La Población".
Hijo de una familia campesina, desde pequeño Victor gustaba de esas viejas pero dulces tonadas que le cantaba su madre, Amanda Martínez. Pero sus inicios en los escenarios los hizo en el teatro, donde encontró el ruedo para mostrar todo su talento en las letras escribiendo obras y presentándolas por todo el mundo en los 60's y que lo dejaron como uno de los directores teatrales mas aplaudidos en Chile, ese largo y flaco país sudamericano dueño de un exquisita riqueza natural y cultural.
Pero a mitad de la revolucionaria década de los 60's, Victor encontraría una nueva forma de expresar su sentir, y era por medio de las canciones y el folclor. Por ello se dedicó a investigar y rescatar el folclor campesino auténtico de su pais, que era totalmente distinto a ese folclor empaquetado y mentiroso que aparecía en las radios con patrones de fundo dándoselas de amantes de la tierra y del sufrimiento del campesino. Con Víctor, que seguía los pasos de Violeta Parra, Margot Loyola y otros músicos dedicados a la investigación, se empezó a notar un nuevo movimiento musical donde la música tradicional fue mezclada con crítica social ante las injusticias que se notaban entre las clases sociales mas bajas.
Así fue como en los 70's Jara ya era un cantor comprometido por las causa de izquierda en su tierra, apoyando firmemente la campaña de la Unidad Popular y al posterior gobierno de Salvador Allende. Pero tras el Golpe de Estado ( así hay que llamarlo señores políticos!!!) Victor sufrió las concecuencias de un país sin memoria y ciego, siendo tomado prisionero para luego ser brutalmente torturado hasta morir asesinado por las manos de los soldados chilenos en un estadio que hoy lleva su nombre. Pero las balas y sus uniformes no lograron hacer callar el legado musical de Jara, quien hasta el día de hoy es el reflejo mundial de la canción valiente, esa que es para siempre.
“Este es un “bandido” chiquitito, un “cabrito” como decimos allá en Chile. Era un cabrito chiquitito de 5 años, era un “bandidito”. Imagínese, así con la cara sucia y “embarradito”, que juega con su pelotita de trapo, juega con los perros que anda siempre alrededor de él y una caballo también. Porque el papá… El papá trabaja con una carretela, y el caballo, claro, lo deja en la casa como no hay mucho espacio. De pronto el caballo está mirando al Luchín que juega entre las patas de él. Este es un “bandidito” chico pero a lo mejor este bandidito, en unos veinte años más o en unquince años más, va a ser capaz de dirigir una fábrica en mi país”. Con esas frases, un humilde Victor Jara daba inicio a una de sus canciones mas aplaudidas dentro de su extenso repertorio, donde dejaba de manera valiente un retrato lirico y musical de esa gente que en el Chile de los 70′s vivía en la extrema misería y en el olvido de los que manejaban el poder.
En 1972, Victor decidió rendir un homenaje a todas esas familias que tenían la valentía de luchar por una oportunidad laboral y por una vivienda decente. En ese entonces, la gente de escasos recursos tenían que recurrir a una reacciones tan extremista como tomar un predio vacío de la gente con riqueza y ahí hacer sus chozas de manera claramente ilegal. A estos espacios se les llamaba, de menera ultra- despectiva como “Poblaciones Callampas”.
Por ello, y en homenaje a esas personas, Victor Jara lanza al mercado su disco titulado simplemente “La Población”, y que tenía un ambiente conceptual ya que sus piezas musicales hablaban de los estilos de vida y los agentes culturales que nacían en esas imprivisadas viviendas.
Debido a esa fuerte inspiración y tras ser un observador de todas las batallas y enfrentamientos campales con la fuerza pública y todos los gritos de cambio en cada protesta, es que el cantautor incluyó dentro del arte gráfico de la portada del LP, un mensaje muy claro en apoyo a estos chilenos que vivían con los justo: “La historia esta tomada desde 1946. El presente y el futuro. Dedicamos este disco a todos los pobladores de nuestro país. A sus combates y a sus victorias. A sus dolores y a sus alegrías. A los hombres y mujeres que sacrificaron sus vidas para que sus hijos tuvieran un lugar donde vivir. A todos los que ahora tienen su nueva vivienda. A nuestra juventud, cuyo fragor ha estado siempre al lado de los desposeídos”.
Dentro de ese disco viene incluída la ya mencionada balada “Luchín”, que era el retrato de un niño que vivía su blanca inocencia en un mundo de pocas oportunidades y donde los recursos eran bajos, ya que sus padres eran temporeros o simplemente obreros de quincena mal pagada y un trato laboral deprimente. La historia de esta canción viene ligada a la realidad y en especial por ese niño que el mismo Victor pudo ver jugando con una pelota de trapo, un perro y bajo las patas de un caballo.
La historia cuenta que en Junio de 1970 la capital de Chile, Santiago, pasaba por una fuerte tormenta, la cuál ocasionó que el caudal del río Mapocho aumentara de manera brusca ocasinando la alerta de las familias que vivían en las pobleciones callampas aledañas a ese epicentroubicadas en el sector Barrancas, de lo que hoy conocemos como comuna de Pudahuel. De manera inmediata el Gobierno de turno tomó urgencia del tema y fue en ayuda de esas personas que pedían a gritos el auxilio y que le salvaran su hogar. Ahí fue donde los estudiantes universitarios también fueron a colaborar y abrieron sus facultades como albergue con el fin de que estas extensas familias no pasaran frio. Una de esas facultades fue la escuela de Danza donde trabajaba Joan Jara, esposa del músico, y donde dejaron a un grupo de niños que estaban embarrados hasta las orejas y además estaban perdidos.
Pero una de las colegas de Joan, llamada Eugenia Arrieta (mas conocida como la “Quena”) quedó muy impactada por uno de esos muchachos que padecía en el suelo de la facultad tiritando de frío y con una mirada de confusión total. Ese niño tenía apenas 1 año de edad y se llamaba Luis, pero dentro del clan universitario lo apodaron simplemente como “Luchín”.
Un 10 de Febrero de 2011, y en una entrevista con el Diario La Cuarta, “Quena” contó sobre ese histórico episodio: “Estaba la escoba. La mayoría se refugió en la parroquia. Comencé a recorrer las calles y en eso me topé con un bulto: Era el Luchín. Estaba todo embarrado. Entonces, tomé a esa guagüita y no la pude dejar nunca más”.
Asi fue como Joan y Victor conocieron a este niño, que además llegó muy enfermo a esa aula universitaria que lo tenía de allegado. Los Jara ayudaron al tratamiento médico del niño y “Quena” le tomó tanto cariño que simplemente lo quería adoptar, con el fin de sacarlo de ese duro contexto. Pero la familia del niño, que además tenían 10 hijos más, no quería ceder.
Una vez que “Luchín” se sanó de una fuerte infección pulmonar, Victor tuvo la fuerza suficiente para decidir ir a dejarllo a Barrancas. Pero tras llegar a ese humilde lugar observó un Chile diferente, un lado oscuro marcado por la pobreza y gente que hacía ollas comunes para sobrevivir del hambre. Eso lo dejó muy triste, ya que también le había tomado cariño a ese niño a tal punto que le había enseñado a caminar, lo cuidaba cuando Quena iba al trabajo, y más encima le había escrito una canción…
En el libro “Como Una Historia” del periodista José Manuel García, Joan Baez recordaría ese episodio de una manera muy especial: “Uno de los chiquitines que llegó a la facultad se convirtió en tema de una canción de Víctor. Luchín estaba gravemente enfermo de pleuresía y necesitaba constantes cuidados de día y noche. Quena lo había encontrado en uno de sus viajes a la población: un mugriento montoncito de harapos en el fangoso suelo de una choza donde vivía con su numerosa familia. Un caballo, única posesión de valor de la familia y fuente de su precario sustento, compartía la habitación. Luchín tenía casi un año pero era menudo para su edad. Necesitaba una prolongada convalecencia antes de que pudiera ser devuelto a su familia, de modo que Víctor y yo nos lo llevamos a casa y le atendimos durante algunas semanas hasta que más adelante, con el consentimiento de sus padres, Quena lo adoptó definitivamente“.
De esa forma y tras leer la historia que hay detrás de cada frase, la canción toma otro sentido tanto para el oyente como para el autor. Por algo Victor cada vez que la interpretaba con su guitarra sentía emoción pura y alegría total por ese niño que quizás no sentía la injusticia de su contexto, no sentía que su mundo era el de los olvidados, el de la clase social baja, pero que sacaba alegrías al verlo correr libre y jugar con lo que tenía a su lado. De esa simpleza, Victor nos dejó una canción qe retrataba la vida de muchos “Luchín” que en ese entonces existían y de una gran cantidad que aún quedan en este largo y flaco país y en el mundo entero, donde las injusticias con los mas pobres siguien siendo un pan de cada día.
Que la disfruten!
Pero a mitad de la revolucionaria década de los 60's, Victor encontraría una nueva forma de expresar su sentir, y era por medio de las canciones y el folclor. Por ello se dedicó a investigar y rescatar el folclor campesino auténtico de su pais, que era totalmente distinto a ese folclor empaquetado y mentiroso que aparecía en las radios con patrones de fundo dándoselas de amantes de la tierra y del sufrimiento del campesino. Con Víctor, que seguía los pasos de Violeta Parra, Margot Loyola y otros músicos dedicados a la investigación, se empezó a notar un nuevo movimiento musical donde la música tradicional fue mezclada con crítica social ante las injusticias que se notaban entre las clases sociales mas bajas.
Así fue como en los 70's Jara ya era un cantor comprometido por las causa de izquierda en su tierra, apoyando firmemente la campaña de la Unidad Popular y al posterior gobierno de Salvador Allende. Pero tras el Golpe de Estado ( así hay que llamarlo señores políticos!!!) Victor sufrió las concecuencias de un país sin memoria y ciego, siendo tomado prisionero para luego ser brutalmente torturado hasta morir asesinado por las manos de los soldados chilenos en un estadio que hoy lleva su nombre. Pero las balas y sus uniformes no lograron hacer callar el legado musical de Jara, quien hasta el día de hoy es el reflejo mundial de la canción valiente, esa que es para siempre.
“Este es un “bandido” chiquitito, un “cabrito” como decimos allá en Chile. Era un cabrito chiquitito de 5 años, era un “bandidito”. Imagínese, así con la cara sucia y “embarradito”, que juega con su pelotita de trapo, juega con los perros que anda siempre alrededor de él y una caballo también. Porque el papá… El papá trabaja con una carretela, y el caballo, claro, lo deja en la casa como no hay mucho espacio. De pronto el caballo está mirando al Luchín que juega entre las patas de él. Este es un “bandidito” chico pero a lo mejor este bandidito, en unos veinte años más o en unquince años más, va a ser capaz de dirigir una fábrica en mi país”. Con esas frases, un humilde Victor Jara daba inicio a una de sus canciones mas aplaudidas dentro de su extenso repertorio, donde dejaba de manera valiente un retrato lirico y musical de esa gente que en el Chile de los 70′s vivía en la extrema misería y en el olvido de los que manejaban el poder.
En 1972, Victor decidió rendir un homenaje a todas esas familias que tenían la valentía de luchar por una oportunidad laboral y por una vivienda decente. En ese entonces, la gente de escasos recursos tenían que recurrir a una reacciones tan extremista como tomar un predio vacío de la gente con riqueza y ahí hacer sus chozas de manera claramente ilegal. A estos espacios se les llamaba, de menera ultra- despectiva como “Poblaciones Callampas”.
Por ello, y en homenaje a esas personas, Victor Jara lanza al mercado su disco titulado simplemente “La Población”, y que tenía un ambiente conceptual ya que sus piezas musicales hablaban de los estilos de vida y los agentes culturales que nacían en esas imprivisadas viviendas.
Debido a esa fuerte inspiración y tras ser un observador de todas las batallas y enfrentamientos campales con la fuerza pública y todos los gritos de cambio en cada protesta, es que el cantautor incluyó dentro del arte gráfico de la portada del LP, un mensaje muy claro en apoyo a estos chilenos que vivían con los justo: “La historia esta tomada desde 1946. El presente y el futuro. Dedicamos este disco a todos los pobladores de nuestro país. A sus combates y a sus victorias. A sus dolores y a sus alegrías. A los hombres y mujeres que sacrificaron sus vidas para que sus hijos tuvieran un lugar donde vivir. A todos los que ahora tienen su nueva vivienda. A nuestra juventud, cuyo fragor ha estado siempre al lado de los desposeídos”.
Dentro de ese disco viene incluída la ya mencionada balada “Luchín”, que era el retrato de un niño que vivía su blanca inocencia en un mundo de pocas oportunidades y donde los recursos eran bajos, ya que sus padres eran temporeros o simplemente obreros de quincena mal pagada y un trato laboral deprimente. La historia de esta canción viene ligada a la realidad y en especial por ese niño que el mismo Victor pudo ver jugando con una pelota de trapo, un perro y bajo las patas de un caballo.
La historia cuenta que en Junio de 1970 la capital de Chile, Santiago, pasaba por una fuerte tormenta, la cuál ocasionó que el caudal del río Mapocho aumentara de manera brusca ocasinando la alerta de las familias que vivían en las pobleciones callampas aledañas a ese epicentroubicadas en el sector Barrancas, de lo que hoy conocemos como comuna de Pudahuel. De manera inmediata el Gobierno de turno tomó urgencia del tema y fue en ayuda de esas personas que pedían a gritos el auxilio y que le salvaran su hogar. Ahí fue donde los estudiantes universitarios también fueron a colaborar y abrieron sus facultades como albergue con el fin de que estas extensas familias no pasaran frio. Una de esas facultades fue la escuela de Danza donde trabajaba Joan Jara, esposa del músico, y donde dejaron a un grupo de niños que estaban embarrados hasta las orejas y además estaban perdidos.
Pero una de las colegas de Joan, llamada Eugenia Arrieta (mas conocida como la “Quena”) quedó muy impactada por uno de esos muchachos que padecía en el suelo de la facultad tiritando de frío y con una mirada de confusión total. Ese niño tenía apenas 1 año de edad y se llamaba Luis, pero dentro del clan universitario lo apodaron simplemente como “Luchín”.
Un 10 de Febrero de 2011, y en una entrevista con el Diario La Cuarta, “Quena” contó sobre ese histórico episodio: “Estaba la escoba. La mayoría se refugió en la parroquia. Comencé a recorrer las calles y en eso me topé con un bulto: Era el Luchín. Estaba todo embarrado. Entonces, tomé a esa guagüita y no la pude dejar nunca más”.
Asi fue como Joan y Victor conocieron a este niño, que además llegó muy enfermo a esa aula universitaria que lo tenía de allegado. Los Jara ayudaron al tratamiento médico del niño y “Quena” le tomó tanto cariño que simplemente lo quería adoptar, con el fin de sacarlo de ese duro contexto. Pero la familia del niño, que además tenían 10 hijos más, no quería ceder.
Una vez que “Luchín” se sanó de una fuerte infección pulmonar, Victor tuvo la fuerza suficiente para decidir ir a dejarllo a Barrancas. Pero tras llegar a ese humilde lugar observó un Chile diferente, un lado oscuro marcado por la pobreza y gente que hacía ollas comunes para sobrevivir del hambre. Eso lo dejó muy triste, ya que también le había tomado cariño a ese niño a tal punto que le había enseñado a caminar, lo cuidaba cuando Quena iba al trabajo, y más encima le había escrito una canción…
En el libro “Como Una Historia” del periodista José Manuel García, Joan Baez recordaría ese episodio de una manera muy especial: “Uno de los chiquitines que llegó a la facultad se convirtió en tema de una canción de Víctor. Luchín estaba gravemente enfermo de pleuresía y necesitaba constantes cuidados de día y noche. Quena lo había encontrado en uno de sus viajes a la población: un mugriento montoncito de harapos en el fangoso suelo de una choza donde vivía con su numerosa familia. Un caballo, única posesión de valor de la familia y fuente de su precario sustento, compartía la habitación. Luchín tenía casi un año pero era menudo para su edad. Necesitaba una prolongada convalecencia antes de que pudiera ser devuelto a su familia, de modo que Víctor y yo nos lo llevamos a casa y le atendimos durante algunas semanas hasta que más adelante, con el consentimiento de sus padres, Quena lo adoptó definitivamente“.
De esa forma y tras leer la historia que hay detrás de cada frase, la canción toma otro sentido tanto para el oyente como para el autor. Por algo Victor cada vez que la interpretaba con su guitarra sentía emoción pura y alegría total por ese niño que quizás no sentía la injusticia de su contexto, no sentía que su mundo era el de los olvidados, el de la clase social baja, pero que sacaba alegrías al verlo correr libre y jugar con lo que tenía a su lado. De esa simpleza, Victor nos dejó una canción qe retrataba la vida de muchos “Luchín” que en ese entonces existían y de una gran cantidad que aún quedan en este largo y flaco país y en el mundo entero, donde las injusticias con los mas pobres siguien siendo un pan de cada día.
Que la disfruten!
8 comentarios:
Buena reseña, se agradece tu trabajo, te sigo hace un tiempo y bueh, saludos.
yo soy fanatica de Victor Jara, aun que apenas tenga años, muchas gracias por entregarme esta valiosa informacion
Hola, buenísima reseña, es justo lo que buscaba, en el colegio (electivo de historia) me hicieron buscar una canción que reflejase la pobreza en Chile y yo escogí esta, cada vez que la oigo me viene un sentimiento raro de tristeza :c bueno, por que ustedes saben que en el mundo aún quedan muchos Luchines...
Gracias ´por la historia, la cancion es de mis favoritas pero no conocia los detalles
Gracias por la info, de verdad me conmueve mucho esta canción y quería saber que había de fondo de tan bella tonada. Seco master!!
Saludos, en la parte final creo que se refiere a Joan Jara, no a Joan Báez. Muchos Saludos. Excelentes datos.
Me emcenca tu blog, mil gracias.
História linda. Muitos luchins por toda latino america.
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